viernes, 25 de julio de 2014

De qué va la película/XIX: El Planeta de los Simios: Confrontación


Luego del exitoso estreno en 2011, de la primera parte de este reebot de la saga de ciencia ficción, llega a cines la secuela El Planeta de los Simios: Confrontación (Matt Reeves, 2014) con una historia mucho más oscura y dramática que su predecesora.


Han pasado 10 años desde la sublevación de los simios liderados por César (Andy Serkis). En ese tiempo han logrado formar una comunidad pacífica dedicada a la caza y a la protección de su forma de vida. César ya es padre de dos hijos y cuenta con la lealtad de toda su tribu. Por otro lado, en esos 10 años la población humana ha sido diezmada por un virus, llevándola al borde de la extinción. Sin embargo, los pocos sobrevivientes aún se aferran a la vida y buscan nuevas formas de producir energía para su subsistencia. En esa búsqueda, sin pretenderlo, afectan la vida de los simios, y las tensiones que hasta el momento se habían mantenido a raya, se hacen presentes para enfrentarlos con lo inevitable: la lucha final por la predominancia, en la que solo uno de los dos bandos puede ganar. 



El Planeta de los Simios: Confrontación usa muy bien todos los elementos que tiene para contar esta historia de confrontaciones (entendida la palabra como cotejo con otra cosa, o careo entre dos o más personas) más que de pelea; porque eso es lo que vemos en la cinta: la tensión previa antes de la guerra inevitable. Cómo es que la paz se rompe de tajo y los pilares ceden ante la catástrofe. Los simios logran captar toda la simpatía del espectador, ya que el primer acto de la cinta se dedica a mostrar cada aspecto suyo que posteriormente nos hará entender porqué se llegó a ese desenlace, qué se pierde en el camino y qué podemos esperar del futuro: sus gestos, su organización, sus relaciones interpersonales y su forma de actuar. Cada personaje delinea su perspectiva y nos habla desde ella: César representa al líder nato, que tiene claros sus objetivos y no se doblega ante ninguna amenaza, sino que alienta a todos los que dependen de su firme voluntad a pelear con él; y Koba, el simio que comienza la disidencia y pone en duda las decisiones de César ante lo que para él es una amenaza: la amenaza humana. Él habla desde su pasado de sufrimiento y su pensamiento duro, de cazador. Ambos son polos opuestos; ambos tienen, a su manera, razón.

La trama hace esto también con los humanos, los dota de matices y les da razones para actuar. Nunca cae en maniqueísmos obsoletos como bien/mal, ni pone a unos u otros en el papel de villanos, sino que traza perfectamente las justificaciones de cada bando: Los humanos solo quieren conservarse, renovar su energía para no extinguirse. En eso se parecen a los simios: ambos quieren vivir. Sin embargo, ambos cuentan con la misma arma: conciencia. Y, como ya hemos aprendido a lo largo de tantos siglos, es tanto un don como una maldición.

Los paralelismos que propone la historia son sumamente fuertes y otorgan un dramatismo insospechado a la cinta. Como si estuvieran en un espejo, que refleja todo al revés, César encuentra su contraparte en el personaje de Jason Clarke, un humano que no desea la guerra y cree en la convivencia pacífica de ambas especies; Koba, por su parte, es como el personaje interpretado por Gary Oldman, el líder de la resistencia humana, que ve en los simios una amenaza para su propia paz y que no titubeará a la hora del enfrentamiento, aunque eso signifique pérdidas. Dos formas de reflexionar sobre el poder y la forma de ejercerlo.

Por otro lado, las dosis de acción están bien niveladas, pues llegan cuando tienen que llegar y duran lo suficiente para dejar satisfecho al espectador, sin mencionar que en esas espectaculares escenas los efectos visuales cumplen una parte muy importante para tal efecto; el motion capture de Serkis y Toby Kebbell (César y Koba, respectivamente) es increíble, pues los matices corporales y gestuales que ambos actores imprimen en sus actuaciones, valen por si solas el boleto; asimismo, la confrontación del clímax y la interacción de los personajes digitales con el entorno son visualmente exquisitas.

El Planeta de los Simios: Confrontación, es, a gusto mío, una de las mejores películas comerciales de lo que va del año. Una historia consistente, interesante, compleja en su trama y en la psicología de los personajes, y definitivamente una magnífica antesala para una tercera parte que promete ser dura y definitiva. Aquí somos testigos del derrumbe de dos mundos, que luego del colapso caen en la cuenta de que viven en una estabilidad ilusoria y que seguirá así mientras haya otro que amenace su seguridad al querer también existir; por lo tanto, solo uno puede quedar en pie. Aunque no hay que olvidar que el titulo sigue siendo solo “El planeta de los simios”. La pertenencia es singular. 

Titulo: Dawn of the Planet of the Apes
Director: Matt Reeves
Actúan: Andy Serkis, Toby Kebbell, Jason Clarke, Keri Russell, Gary Oldman
Año: 2014
País: Estados Unidos


PD: Como complemento, les dejó por aquí Before the Dawn of the Apes una serie de 3 cortometrajes que capturan algunos momentos de los 10 años transcurridos entre la primera parte y esta. 3 historias que complementan la perspectiva de la pandemia y el ocaso humano de una forma solemne y conmovedora. Ojalá les gusten.



jueves, 17 de julio de 2014

De qué va la película/XVIII: Borgman


“Hay hombres que solo quieren ver arder el mundo” le dijo el personaje de Michael Caine al multimillonario y superhéroe Bruce Wayne en la segunda parte de la trilogía Batman (2005-2008-2012) de Christopher Nolan. Para el afán humano de otorgar sentido a todo cuanto ocurre a nuestro alrededor, frases y/o premisas como esa no son fáciles de digerir. Porque, ¿Cómo es posible que alguien no persiga un sentido, un propósito o una finalidad con cada acción que realiza? ¿Qué ganan aquellos que dicen no buscar dinero, fama o trascendencia?

Aunque eso no parezca plausible, el cine nos ha otorgado historias que nos muestran personajes metidos en situaciones que no llevan a nada, en un sentido utilitario. Y eso, en más de un sentido, aterra, incomoda y perturba. La 34 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca, nos trae una de ellas: La película holandesa Borgman, de Alex van Warmerdam. Una película incómodamente hostil y pasivamente insoportable, que, sin embargo, no puede dejarse de ver. 



Luego de huir de un padre que lo quería asesinar con una escopeta, un hombre llamado Camiel Borgman huye de su escondite en el bosque para ir a buscar un nuevo refugio. En el peregrinaje, llega a una casa sumamente lujosa donde la pareja propietaria no lo deja pasar y encima el marido le da una paliza. Más tarde, la esposa se siente culpable del altercado y lo deja quedarse bajo la promesa de mantenerse oculto. El hombre acepta, pero pronto, su mera presencia, y más tarde, la de sus colegas, comienza a causar estragos en la familia, dinamitando sus bases hasta las últimas (y desconcertantes) consecuencias.

Borgman es innegablemente una película extraña. No tanto en sí por la forma de exposición que usa (la fórmula del extraño que invade una casa no es nueva y se ha ocupado muchas veces en el cine), sino por el aparente sinsentido que hay en las acciones del intruso y las muchas lecturas que la trama deja a consideración del espectador. Borgman y sus siniestros amigos (dos hombres y dos mujeres) no vienen a mutilar o a satisfacer un impulso patológico de violencia; tampoco vienen a robar dinero ni a enseñar lecciones morales; podría decirse que no vienen a nada... O eso parece. Sus pretensiones nunca son claras y mucho menos sus métodos o su propia construcción.

Esto viene porque a lo largo del metraje vemos diversas acciones que no son claramente interpretables y si sombríamente difusas. Por ejemplo, varias veces vemos a Borgman, cual incubo del famoso cuadro de Johann Heinrich Füssli, parado de cuclillas sobre el pecho de la mujer cuando esta duerme. Y al igual que el efecto de esos demonios nocturnos, en esos momentos la mujer tiene sueños eróticos y perturbadores con su marido. ¿Borgman los provoca, los transmite o solo son coincidencias?; en otro momento, vemos un par de canes a los que Camiel les dice: Vinieron muy pronto, aún no es hora. Los perros se van y más tarde llegan sus amigos a la propiedad, ¿es decir que los amigos se vuelven perros, cual cambia pieles o hechiceros de mitos santeros? Uno no sabe qué pensar en primera instancia (y quizás ni en última). ¿Qué es esa presencia con forma de hombre, cuya llegada instala una convivencia pasiva-agresiva en la familia y rompe con su esquemático y aparentemente perfecto mundo de vida?  Borgman puede ser cualquier cosa: un vagabundo, un jardinero, un vividor; quizás un vampiro, un ente sobrenatural, o incluso el mismo demonio (el incubo de Füssli, Mefistófeles, Abaddon, etc.). Probablemente sea tan solo una representación del conflicto que se desliza sigiloso por las entrañas o del riesgo inherente a la vida. O probablemente no. La trama siempre escapa de las lecturas evidentes y no sugiere nunca elaboradas metáforas o simbolismos, lo que hace que cualquier teoría sea válida. El filme puede interpretarse como una fábula siniestra sobre la inestabilidad de la vida cotidiana, como una historia singular de horror con tintes de humor negro o como una metáfora de los obreros derrotando a los burgueses, apartados económica, social y espacialmente de todos los demás.

Todo es un misterio en la película de Alex van Warderman. La decisión de que las motivaciones, los eventos y los verdaderos mecanismos de las influencias de estos entes permanezcan ocultos y entre las sombras, tiene la intención de poner al espectador a especular acerca de todo lo que rodea a la pesadilla terriblemente hostil que se despliega en la pantalla, pero que resulta, justo por eso, sumamente interesante.

Borgman juega con el azar y el aparente sinsentido que rodea a los angustiantes eventos que observamos. Expone en carne viva la fragilidad que puede anidar en cualquier círculo social, comenzando por la familia: Cualquiera de todas las que existen, es propensa a la destrucción, al desmembramiento, al abandono de la locura. Cualquiera es propensa de dejar entrar por su puerta a la calamidad más terrible, y sin saberlo, ponerse a su servicio. 


Titulo: Borgman
Director: Alex van Warmerdam
Año: 2013
País: Holanda-Bélgica-Dinamarca

martes, 15 de julio de 2014

De qué va la película/XVII: La Imagen Ausente


“Ser es ser percibido”, dijo el filósofo inglés George Berkeley. Con esto quería decir que la existencia de un hombre (o un objeto) se manifiesta en cuanto es percibido por otro ente capacitado para percibirlo. Se desprende de esto la importancia de la mirada, de la observación y la experiencia empírica, la sensible, como elementos fundamentales del éxito ontológico.


La discusión podría ejemplificarse con la pregunta conocida: si nadie escuchó ni vio al árbol caerse en medio del bosque, ¿éste realmente se cayó? La cuestión puede seguir e incluso llevarse al terreno artístico cinematográfico; La Imagen Ausente (Rithy Panh, 2013) es un vivo ejemplo de la necesidad de una imagen que pueda ser percibida, no como mera ilustración, sino como evidencia de la memoria; de que hubo historia. 



En 1975, en Camboya, el régimen dictatorial del general Lon Nol fue derrocado por el ejército de los llamados “Jemeres Rojos”. Su líder, Pol Pot, luego de tomar el poder, formó la Kampuchea Democrática, basada en ideales comunistas; pero sus acciones no hicieron nada más que frenar el desarrollo de sus ciudadanos e instaurar un régimen totalitario basado en ideas radicales y no poco crueles, que contemplaban un anti capitalismo extremo, pobre racionalización de la comida, trabajo agrario extenuante, fusilamientos arbitrarios y precarias condiciones de higiene y salud, que conducirían a lo que en la actualidad es conocido como “El genocidio camboyano”.

El director de La Imagen Ausente, vivió en carne propia los crímenes que los Jemeres Rojos perpetraron no solo contra sus conciudadanos, sino con su propia familia. Para armar el documental, buscó imágenes de aquellos tiempos, pero las pocas que encontró no eran suficientes. No permanecieron evidencias. Por tanto, decidió recrear  escenarios y situaciones con figuras de arcilla, transponiéndolos también con las contadas filmaciones que pudo rescatar, hechas por algunos camarógrafos que pertenecían a los propios Jemeres; con ellas trae al presente la memoria (su propia memoria) de una época de miedo, deshumanización y desolación; una época de pobreza material y espiritual y de violencia omnipresente; la hace visible a través de esas figuras infantiles y poco estilizadas, coloridas y de una primitiva belleza artesanal, que sin embargo no aminoran el impacto del relato. Esos rostros de arcilla inmóvil, que miran sin ojos, gritan sin emitir sonido alguno y erizan la piel de aquel que los ve (del que observa la memoria); las figuras encorvadas y enanas nos cuentan la historia de un pueblo en el que cada persona no poseía nada más que una cuchara, porque todas sus pertenencias (ropa, dinero, comida) le fueron arrebatadas por ser consideradas propiedad privada, por tanto, enemigas a la causa; cuentan la historia de un pueblo que trabajaba en campos de arroz diariamente y que solo descansaba para ser adoctrinado y alabar posters pegados en la pared de Marx, Lenin y Trotsky; cuentan la historia de un pueblo diezmado por experimentos, por fusilamientos, por represión; por la promesa de una sociedad perfecta basada en el orden, la explotación, el colectivismo y la abolición de la propiedad privada, por el miedo; por la soledad y por el hambre.

Las imágenes ausentes en este documental son aún más fuertes que cualquier otra, porque el hecho de que justamente no estén, o no haya, da cuenta de la atrocidad de los eventos. La evocación de las escenas inhumanas que provocan las figuras, la narración en off y los sonidos, contienen en sí mismas tanta tensión como cualquier material de archivo. Ese contrapunto entre lo naif  y lo atroz, provoca un choque que violenta pacíficamente al espectador y le lleva a ser testigo (y por ende ese otro necesario para existir) de un trauma histórico y una pesadilla colectiva que aún marcan a una sociedad.

Es curioso que una película con una forma tan fascinante y que está compuesta por imágenes atractivas, resalte en su título justo aquellas imágenes que le faltan, las ausentes. Pero eso quizás es una forma de instalarse en dos tipos de posturas contra el hecho: Homenaje a aquellos que cayeron (esos soldados desconocidos que terminaron sus días en fosas comunes) y su permanencia en el recuerdo como un acto subversivo (y con esto evoco el subversivo recuerdo único de Aureliano Buendía de todos los obreros muertos en el tren).

La Imagen Ausente es muchas imágenes; un filme que nos muestra aquello que no está, que nos hace contemplar detrás de la máscara, y así nos hace entrar en el juego dialéctico de ver-ser visto en el que todos, siempre, somos ambas partes; de esta forma, tanto nosotros como ellos nos reafirmamos y también reafirmamos la historia, el mundo; “Hay porque vemos”, ya escribió Pessoa. 


Titulo: L´image manquante
Director: Rithy Panh
País: Francia-Camboya
Año: 2013

lunes, 7 de julio de 2014

Ni largos ni medios: Cortos/V: Before the Dawn of the Apes


Algunas veces, la publicidad de algunos productos puede alcanzar niveles muy altos respecto a su calidad y a sus pretensiones. Algunas de esas campañas tienen la habilidad de producir contenidos que rebasan su mera aspiración utilitaria y se convierten en piezas que, por si solas, valen mucho la pena (ya sea en su propuesta, ingenio o cualidades estéticas), y las películas no son la excepción; Muchas veces los filmes hollywoodenses echan mano de ingeniosas campañas virales para reforzar la imagen de equis película con el público, otorgando en no pocos casos verdaderas obras cuya valía vale la pena ser reconocida. Ese es el caso de los cortometrajes que hoy les presento.



En poco tiempo se estrenará la película El Planeta de los Simios: Confrontación (2014, Matt Reeves), la secuela de la gran película de 2011 El Planeta de los Simios: (R)Evolución (Rupert Wyatt), y que transcurre 10 años después de esta última, en un mundo donde simios y humanos (los que quedan) luchan por igual por la supervivencia y el dominio de su especie.

Para que los espectadores no lleguemos tan en blanco (y obviamente, como parte de una campaña publicitaria del filme), se ha liberado una serie de 3 cortometrajes con el titulo Before the Dawn of the Apes, que cubre algunos momentos de esos 10 años omitidos entre historias. Aunque, para mi gusto, el último es el que más destaca, todos valen la pena revisarlos, pues son una muestra de que grandes cosas pueden salir con cualquier pretexto. Sin más, se los dejo a continuación:

El primero, titulado Quarantine, que ocurre un año después de la aparición de la gripe provocada por los simios:



El segundo, llamado All Fall Down, que tiene lugar 5 años después de la gripe:



Y el último, en gusto mío, el mejor de la triada; A Gun, ocurre 10 años después de la debacle humana: 




Espero los disfruten. Yo lo hice y por eso quise compartírselos. Nos estamos leyendo, no olviden darle like a la entrada y compartirla. Saludos a todos.