A
5 años de haber presentado Lake Tahoe (2008) (la travesía de un joven que va en busca
de una refacción para su auto mientras carga con la tristeza de haber perdido a
su padre), el director mexicano Fernando Eimbcke (que es mi director mexicano
actual favorito, por cierto) vuelve a la carga una vez más para traernos su
tercer proyecto fílmico, en el que vuelve a abordar el tema de la transición a la madurez, tocando sus temas ya conocidos, la adolescencia y la sexualidad: Club Sándwich.
Paloma (Maria Reneé Prudencio),
una madre soltera, y su hijo de quince años, Héctor (Lucio Giménez Cacho), mantienen una relación muy
especial, pues en el proceso de afrontar solos la vida se han vuelto un buen
par de amigos. Cuando pasan unas vacaciones en la costa, Héctor conoce a
Jazmín (Danae Reynaud), una adolescente con la que descubre los primeros destellos del amor y
el sexo. Tratando de mantener a Héctor cerca de ella, Paloma pasa un mal trago
cuando tiene que aceptar que su hijo está creciendo y que dejará de ser el
mismo mejor amigo que ha tenido durante todos estos años.
Con
base en este argumento, Eimbcke nos otorga un relato sencillo, de tono parsimonioso con ciertos toques de comedia, ya usuales en su corta pero sólida obra. En Club Sándwich
se nos presentan evidentes situaciones en las que se encuentran ambos personajes,
madre e hijo: Ella busca alguien con quien pasar el tiempo, alguien que la
acompañe sin miramientos ni juicios, que esté a su lado; él, por su parte, quiere tiempo solo, ya siente la
necesidad de caminar por su propio camino y está claro que, de haber alguien
con él, no imagina a su madre. Sus intereses no marchan juntos en horario, sino
todo lo contrario; Héctor encuentra en Jazmín aquella compañera con la que
puede descubrir y disfrutar todos los cambios que está sintiendo, pues la ve en
la misma situación que él. Ambos buscan el tiempo a solas para untarse bronceador
y tocarse debajo de la ropa interior, ambos tratan de huir de sus dinámicas familiares usuales. Sin embargo, ahí está también Paloma, su
madre, que ve con angustia cómo su hijo se va.
La
puesta en escena de Eimbcke es sobria, funcional, sin mayores pretensiones estilísticas, basada en encuadres fijos, donde podemos apreciar lo que todos los personajes en pantalla hacen y ligeros movimientos de cámara. Al mismo tiempo, esta película
bien podría ser la culminación de una etapa en su filmografía, pues a pesar de
ser un buen filme (aunque no el mejor), su estilo parece ya algo repetitivo y deslavado
para otro proyecto. En este sentido, por momentos, uno como espectador tiene la sensación de
estar viendo otra vez Temporada de patos (2004) o Lake Tahoe. En su cuarta película
bien podría intentar hacer algo distinto, dejando estas anteriores como una sólida (aparente) trilogía.
Club
Sándwich esboza los albores de un proceso por el que toda persona pasa:
la madurez, las ganas de volar del seno materno/familiar, y el inevitable sentimiento
de pérdida que esto conlleva (obviamente no por parte de quien se va, o no
mayoritariamente). Paloma tiene que comprender que Héctor se irá, muy a su
pesar, y que no puede detenerlo. Solo puede darle un beso en la frente, para
que él sepa que lo quiere, y dejar que salga por la puerta en busca de Jazmín,
o de la chica que haya elegido… En busca de su vida.
Aquí les dejo el trailer:
Aquí les dejo el trailer:
Director: Fernando
Eimbcke.
País: México
Año: 2013
País: México
Año: 2013
Actúan: María Renée
Prudencio, Lucio Giménez Cacho, Danae Reynaud
Duración: 82 mins.
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