“Hay
hombres que solo quieren ver arder el mundo” le dijo el personaje de Michael
Caine al multimillonario y superhéroe Bruce Wayne en la segunda parte de la
trilogía Batman (2005-2008-2012) de Christopher Nolan. Para el afán humano de
otorgar sentido a todo cuanto ocurre a nuestro alrededor, frases y/o premisas
como esa no son fáciles de digerir. Porque, ¿Cómo es posible que alguien no persiga
un sentido, un propósito o una finalidad con cada acción que realiza? ¿Qué
ganan aquellos que dicen no buscar dinero, fama o trascendencia?
Aunque
eso no parezca plausible, el cine nos ha otorgado historias que nos muestran
personajes metidos en situaciones que no llevan a nada, en un sentido
utilitario. Y eso, en más de un sentido, aterra, incomoda y perturba. La 34
Muestra Internacional de Cine de la Cineteca, nos trae una de ellas: La
película holandesa Borgman, de Alex van Warmerdam. Una película incómodamente
hostil y pasivamente insoportable, que, sin embargo, no puede dejarse de ver.
Luego
de huir de un padre que lo quería asesinar con una escopeta, un hombre llamado
Camiel Borgman huye de su escondite en el bosque para ir a buscar un nuevo refugio.
En el peregrinaje, llega a una casa sumamente lujosa donde la pareja
propietaria no lo deja pasar y encima el marido le da una paliza. Más tarde, la
esposa se siente culpable del altercado y lo deja quedarse bajo la promesa de
mantenerse oculto. El hombre acepta, pero pronto, su mera presencia, y más tarde, la de sus
colegas, comienza a causar estragos en la familia, dinamitando sus bases hasta
las últimas (y desconcertantes) consecuencias.
Borgman
es innegablemente una película extraña. No tanto en sí por la forma de
exposición que usa (la fórmula del extraño que invade una casa no es nueva y se
ha ocupado muchas veces en el cine), sino por el aparente sinsentido que hay en
las acciones del intruso y las muchas lecturas que la trama deja a
consideración del espectador. Borgman y sus siniestros amigos (dos hombres y
dos mujeres) no vienen a mutilar o a satisfacer un impulso patológico de
violencia; tampoco vienen a robar dinero ni a enseñar lecciones morales; podría
decirse que no vienen a nada... O eso parece. Sus pretensiones nunca son claras y mucho menos
sus métodos o su propia construcción.
Esto
viene porque a lo largo del metraje vemos diversas acciones que no son
claramente interpretables y si sombríamente difusas. Por ejemplo, varias
veces vemos a Borgman, cual incubo del famoso cuadro de Johann Heinrich Füssli,
parado de cuclillas sobre el pecho de la mujer cuando esta duerme. Y al igual
que el efecto de esos demonios nocturnos, en esos momentos la mujer tiene
sueños eróticos y perturbadores con su marido. ¿Borgman los provoca, los
transmite o solo son coincidencias?; en otro momento, vemos un par de canes a
los que Camiel les dice: Vinieron muy pronto, aún no es hora. Los perros se van
y más tarde llegan sus amigos a la propiedad, ¿es decir que los amigos se vuelven
perros, cual cambia pieles o hechiceros de mitos santeros? Uno no sabe qué pensar en primera instancia (y quizás ni en última). ¿Qué es esa presencia con
forma de hombre, cuya llegada instala una convivencia pasiva-agresiva en la
familia y rompe con su esquemático y aparentemente perfecto mundo de vida? Borgman puede ser cualquier cosa: un
vagabundo, un jardinero, un vividor; quizás un vampiro, un ente sobrenatural, o
incluso el mismo demonio (el incubo de Füssli, Mefistófeles, Abaddon, etc.).
Probablemente sea tan solo una representación del conflicto que se desliza
sigiloso por las entrañas o del riesgo inherente a la vida. O probablemente no.
La trama siempre escapa de las lecturas evidentes y no sugiere nunca elaboradas
metáforas o simbolismos, lo que hace que cualquier teoría sea válida. El filme
puede interpretarse como una fábula siniestra sobre la inestabilidad de la vida
cotidiana, como una historia singular de horror con tintes de humor negro o
como una metáfora de los obreros derrotando a los burgueses, apartados
económica, social y espacialmente de todos los demás.
Todo
es un misterio en la película de Alex van Warderman. La decisión de que las
motivaciones, los eventos y los verdaderos mecanismos de las influencias de
estos entes permanezcan ocultos y entre las sombras, tiene la intención de
poner al espectador a especular acerca de todo lo que rodea a la pesadilla terriblemente
hostil que se despliega en la pantalla, pero que resulta, justo por eso,
sumamente interesante.
Borgman
juega con el azar y el aparente sinsentido que rodea a los angustiantes eventos
que observamos. Expone en carne viva la fragilidad que puede anidar en
cualquier círculo social, comenzando por la familia: Cualquiera de todas las
que existen, es propensa a la destrucción, al desmembramiento, al abandono de
la locura. Cualquiera es propensa de dejar entrar por su puerta a la calamidad más terrible, y sin saberlo, ponerse
a su servicio.
Titulo: Borgman
Director: Alex van Warmerdam
Año: 2013
País:
Holanda-Bélgica-Dinamarca
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