jueves, 17 de julio de 2014

De qué va la película/XVIII: Borgman


“Hay hombres que solo quieren ver arder el mundo” le dijo el personaje de Michael Caine al multimillonario y superhéroe Bruce Wayne en la segunda parte de la trilogía Batman (2005-2008-2012) de Christopher Nolan. Para el afán humano de otorgar sentido a todo cuanto ocurre a nuestro alrededor, frases y/o premisas como esa no son fáciles de digerir. Porque, ¿Cómo es posible que alguien no persiga un sentido, un propósito o una finalidad con cada acción que realiza? ¿Qué ganan aquellos que dicen no buscar dinero, fama o trascendencia?

Aunque eso no parezca plausible, el cine nos ha otorgado historias que nos muestran personajes metidos en situaciones que no llevan a nada, en un sentido utilitario. Y eso, en más de un sentido, aterra, incomoda y perturba. La 34 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca, nos trae una de ellas: La película holandesa Borgman, de Alex van Warmerdam. Una película incómodamente hostil y pasivamente insoportable, que, sin embargo, no puede dejarse de ver. 



Luego de huir de un padre que lo quería asesinar con una escopeta, un hombre llamado Camiel Borgman huye de su escondite en el bosque para ir a buscar un nuevo refugio. En el peregrinaje, llega a una casa sumamente lujosa donde la pareja propietaria no lo deja pasar y encima el marido le da una paliza. Más tarde, la esposa se siente culpable del altercado y lo deja quedarse bajo la promesa de mantenerse oculto. El hombre acepta, pero pronto, su mera presencia, y más tarde, la de sus colegas, comienza a causar estragos en la familia, dinamitando sus bases hasta las últimas (y desconcertantes) consecuencias.

Borgman es innegablemente una película extraña. No tanto en sí por la forma de exposición que usa (la fórmula del extraño que invade una casa no es nueva y se ha ocupado muchas veces en el cine), sino por el aparente sinsentido que hay en las acciones del intruso y las muchas lecturas que la trama deja a consideración del espectador. Borgman y sus siniestros amigos (dos hombres y dos mujeres) no vienen a mutilar o a satisfacer un impulso patológico de violencia; tampoco vienen a robar dinero ni a enseñar lecciones morales; podría decirse que no vienen a nada... O eso parece. Sus pretensiones nunca son claras y mucho menos sus métodos o su propia construcción.

Esto viene porque a lo largo del metraje vemos diversas acciones que no son claramente interpretables y si sombríamente difusas. Por ejemplo, varias veces vemos a Borgman, cual incubo del famoso cuadro de Johann Heinrich Füssli, parado de cuclillas sobre el pecho de la mujer cuando esta duerme. Y al igual que el efecto de esos demonios nocturnos, en esos momentos la mujer tiene sueños eróticos y perturbadores con su marido. ¿Borgman los provoca, los transmite o solo son coincidencias?; en otro momento, vemos un par de canes a los que Camiel les dice: Vinieron muy pronto, aún no es hora. Los perros se van y más tarde llegan sus amigos a la propiedad, ¿es decir que los amigos se vuelven perros, cual cambia pieles o hechiceros de mitos santeros? Uno no sabe qué pensar en primera instancia (y quizás ni en última). ¿Qué es esa presencia con forma de hombre, cuya llegada instala una convivencia pasiva-agresiva en la familia y rompe con su esquemático y aparentemente perfecto mundo de vida?  Borgman puede ser cualquier cosa: un vagabundo, un jardinero, un vividor; quizás un vampiro, un ente sobrenatural, o incluso el mismo demonio (el incubo de Füssli, Mefistófeles, Abaddon, etc.). Probablemente sea tan solo una representación del conflicto que se desliza sigiloso por las entrañas o del riesgo inherente a la vida. O probablemente no. La trama siempre escapa de las lecturas evidentes y no sugiere nunca elaboradas metáforas o simbolismos, lo que hace que cualquier teoría sea válida. El filme puede interpretarse como una fábula siniestra sobre la inestabilidad de la vida cotidiana, como una historia singular de horror con tintes de humor negro o como una metáfora de los obreros derrotando a los burgueses, apartados económica, social y espacialmente de todos los demás.

Todo es un misterio en la película de Alex van Warderman. La decisión de que las motivaciones, los eventos y los verdaderos mecanismos de las influencias de estos entes permanezcan ocultos y entre las sombras, tiene la intención de poner al espectador a especular acerca de todo lo que rodea a la pesadilla terriblemente hostil que se despliega en la pantalla, pero que resulta, justo por eso, sumamente interesante.

Borgman juega con el azar y el aparente sinsentido que rodea a los angustiantes eventos que observamos. Expone en carne viva la fragilidad que puede anidar en cualquier círculo social, comenzando por la familia: Cualquiera de todas las que existen, es propensa a la destrucción, al desmembramiento, al abandono de la locura. Cualquiera es propensa de dejar entrar por su puerta a la calamidad más terrible, y sin saberlo, ponerse a su servicio. 


Titulo: Borgman
Director: Alex van Warmerdam
Año: 2013
País: Holanda-Bélgica-Dinamarca

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