La
controversia por el futuro es interminable. Las ganas de anticipar el tiempo
venidero tal vez nunca se extingan, debido a esa manía curiosa propia del ser
humano por conocer qué hay más allá de lo que ahora ve y sabe; tal vez una
manía que responde a un inevitable afán controlador, incluso del tiempo que aún
no llega… y a la resistencia del miedo contra la incertidumbre.
El
género de Ciencia Ficción (término acuñado por primera vez en 1926 por Hugo
Gernsback en su revista Amazing stories) relata historias más bien
especulativas que nos hablan del impacto de las innovaciones tecnológicas, en
ámbitos que van desde lo social hasta lo político, pasando por las relaciones
humanas y hasta los encuentros con otras formas de vida. Sus límites siguen
siendo indeterminados, pues es un género que se nutre de la ciencia, de la
tecnología, de la química, del devenir mismo de nuestras sociedades en todas
sus estructuras. Y ahí está la magia: hay carta abierta a la imaginación.
Hay
bastantes representantes más que geniales de la Ciencia Ficción, pero sin duda
una de ellos es insoslayable: Isaac Asimov. Nació en Rusia en 1920 y emigró con
sus padres a Estados Unidos a los 3 años. Desde pequeño tuvo gran afición por
la ciencia ficción, por lo que desde los 11 años comenzó a escribir pequeñas
historias, logrando vender la primera de ellas a los 18. De ahí en adelante, la
escritura se volvería en otra de sus pasiones que ya no abandonaría nunca.
Asimismo, estudió Bioquímica en la universidad de Columbia y fue catedrático de
la universidad de Boston. Entre sus escritos más famosos, se encuentra Yo,
robot (1950), Las Bóvedas de Acero (1954), El Sol Desnudo (1957) y Un Guijarro
en el cielo (1950). Murió en 1992.
Asimov,
no obstante, es autor de una de las mayores sagas de Ciencia Ficción escritas:
la Trilogía de La Fundación, compuesta por Fundación (1951)*, Fundación e
Imperio (1952) y Segunda Fundación (1953), ganadora en 1966, en la XXIV
Convención Mundial de Ciencia Ficción, del premio Hugo a la “Mejor Serie de
Novelas”. Una saga imperdible tanto para los amantes del género, como a los de
la literatura en general.
La
Trilogía de la Fundación transcurre decenas de miles de años en el futuro,
donde el humano se ha diseminado por toda la galaxia, pero sigue unido en un
único y colosal Imperio Galáctico, conformado por miles de planetas. La capital
es Trántor, una ciudad-mundo que alberga los principales centros políticos y económicos.
Aunque todo parece prosperidad, un psicólogo, Hari Seldon, preveé la inevitable
y funesta caída del Imperio con ayuda de la Psicohistoria, una excepcional disciplina
que conjunta la Sociología con las Matemáticas y la Estadística, con la que puede
vaticinar el comportamiento de grandes masas humanas (pero SOLO de grandes
masas). De esta forma, para adelantarse a la barbarie de 30,000 años que
sucederá al colapso del Imperio, crea la Fundación en un extremo de la galaxia,
una asociación de científicos cuyo destino es, según las palabras del propio
Hari Seldon, ser el núcleo de un segundo Imperio Galáctico que se formará luego
de tan solo mil años de barbarie.
El
poderío de la Fundación crece, sorteando muchos obstáculos de una y mil formas,
hasta que la aparición de El Mulo, un mutante con poderes psíquicos, desafía
todas las previsiones, poniendo en peligro el cumplimiento del llamado Plan
Seldon, pues escapa a todos los cálculos posibles. La salvación de la galaxia
necesitará entonces la mano de la Segunda Fundación, totalmente secreta, de la
que todos habían oído hablar, pero de la que nadie sabía absolutamente nada…
salvo que estaba en el extremo opuesto de la galaxia.
Con
esta atractiva base, que es apenas la punta del iceberg en la historia, estamos
ante una de las mayores obras escritas de ciencia ficción, tanto en
planteamiento como en amplitud. La ambición de Asimov con La Fundación es
realmente inmensa y la ejecución está lejos de ser solo “buena”; él mismo
declaró que la base para el esbozo de esa “historia del futuro”, toma prestados
los anales de la historia humana del pasado, irónicamente. Asimismo, la forma
de desarrollar los conflictos y de resolverlos, la creatividad de las ideas y
del relato, así como las muchas vueltas de tuerca, revelan una planeación que
va más allá de la construcción dramática de un relato ficticio, sino que expone
la formación científica de su autor; basta ver una entrevista suya para
entender el tono y porqué la ciencia ficción le parecía tan interesante: era
una forma de atreverse a lanzar hipótesis acerca de las novedades científicas y
sus posibles alcances. No en vano, y por dar un ejemplo concreto, a Asimov se
le atribuye la acuñación, en 1942, del término “Robótica”, para designar la
ciencia que estudia a la creación de robots**, así como la concepción de las tres
leyes fundamentales de ella, que, aún salidas de la ficción, han permeado las
investigaciones en el campo.
En
los cincuenta, las ideas de viajar a miles de años luz en el espacio, los
campos de fuerza, las redes de comunicación que interconectaban personas,
grupos y sociedades enteras, por mencionar algunas, eran novedosas y respondían
a un impulso tecnológico que a inicios de la Guerra Fría aún tenía muchos frutos
que dar; en prácticamente toda la producción literaria de Asimov, no se oculta ese
optimismo tecnológico propio de los años en los que escribió La Fundación, esos
tiempos donde la idea de que existieran aparatos personales conectados a una
super computadora con miles de bases de datos llenas de información era tan
solo fantasía. Con todo eso, es cierto que muchas cosas de las que propone son
inocentes y se quedan cortas de alcance, pero vaya, si ni aún nosotros sabemos
qué pueda hacerse en el futuro, la excusa es más que entendible.
Cabe
destacar que, a pesar de que solo se plantea a la Trilogía de la Fundación como
la original y la más importante, la saga completa está compuesta por alrededor
de 15 libros*** repartidos entre cuentos y novelas, y donde cada uno cuenta
historias relacionadas con toda la progresión tecnológica y social del mundo
ideado por Asimov.
Este
tipo de consideraciones tanto históricas como personales, develan la justa importancia
de una saga que ha cautivado a muchos y cuyas influencias se pueden percibir en
una enorme cantidad de historias añejas e incluso actuales, que toman lugar en el
terreno galáctico. La deuda con Asimov es vano negarla, y más aún, difícil de pagarla.
Así pues, espero que disfruten la lectura de la Trilogía de la Fundación, que
les aseguro que no se arrepentirán ni un instante. Un mundo y un relato fascinantes,
los esperan en las páginas del grandioso Ciclo de Trántor.
Notas
*Es
importante destacar que este primer libro es la unión de 5 relatos cortos que
fueron publicados originalmente en la década de los cuarenta en la revista
Astounding Science Fiction, dirigida por el editor John Campbell, pilar
fundamental en el desarrollo de la Ciencia Ficción.
**Palabra
acuñada en 1920 por el checo Karel Capek, en su obra teatral R.U.R
***
De los cuales solo dos son secuelas de la trilogía original: Los Límites de la
Fundación (1982), Fundación y Tierra (1983), y otros dos son precuelas:
Preludio a la Fundación (1988) y Hacia la Fundación (1993); todos escritos casi
30 años después del último libro de la trilogía original por presiones
editoriales