jueves, 26 de junio de 2014

Un año


Una noche hace exactamente un año, escribí un estado en facebook recomendando la película Buscando a Sugar Man. Era un estado breve, muy sintético, que trataba de ser una especie de invitación a mis contactos a que vieran la película. En cuanto lo releí una vez publicado, me entró de súbito una especie de gusto por haberlo escrito y tuve una idea: ¿por qué no escribir reseñas de las películas que veo y publicarlas?

En un principio pensé que las notas de facebook eran buena idea, pero vi las que tenía y me parecieron poco estéticas a decir verdad, “mínimo que se vean bonitas”, pensé. Entonces recordé el blog de uno de mis mejores amigos. Corrí a verlo y, aunque le fallaban algunas cosillas del diseño (tú, Miguel, no me dejarás mentir), inmediatamente me pareció algo muy atractivo. Sin pensarlo más de dos veces, decidí: “abriré un blog”.


En ese mismo instante busqué cómo hacer blogs y un par de horas después ya estaba listo. Soy un tipo desidioso, es verdad, y como reza una frase atribuida a Charles Bukowski, mi ambición está limitada por mi pereza; sin embargo, aquella noche tuve uno de esos ataques de verdadero interés por lo que estoy haciendo (y cuando los tengo realmente me obsesiono). Cuando ya lo tenía, redacté el saludo del blog y lo pasé a muchos de mis amigos en facebook, invitándolos a visitarlo. Si alguno de ellos le esto tal vez lo recuerde. 



Hoy este blog llamado El Reflejo y la Sombra cumple un año de haber sido creado en una sola noche de euforia creativa. Yo, Carlos, estoy muy orgulloso de este espacio y aunque quizás no sea el mejor blog del mundo, me agrada mucho pensar en función de hacerlo visitable e interesante. Tan solo ustedes, lectores, me podrán decir si lo logro.

Muchas gracias a ti, cibernauta que llegas a estos lares y te tomas tiempo de leer lo que aquí publico. Este blog tiene un año y aun se pueden hacer muchas cosas con él, pues los libros, las películas, los cortos, los cuentos y los reportajes abundan y siempre habrá algo nuevo que recomendar. Espero poder escribir otra cosa cursi como ésta dentro de un año y entrar con un nuevo diseño en otro aniversario más de El Reflejo y la Sombra.

Aquella primera noche de vida, una canción de Carlos Gardel apadrinó involuntariamente la primera entrada de este blog. Nomás por gusto y nostalgia, Gardel inaugurará este nuevo año. Disfrútenla y nos seguimos leyendo. Gracias.

Y que la función continúe. 




jueves, 19 de junio de 2014

De textos y algo más/IV: De lo efímero


Lo efímero invade todos los ámbitos: los objetos, el pensamiento, la cultura. La sociedad actual se ha entregado a una visión hedonista, y el placer ocupa un papel central en la vida cotidiana; placer efímero que busca la satisfacción más inmediata de sus pulsiones.

En la era actual, producto del proceso de globalización, donde el gusto se ha homogeneizado y los productos culturales de la cultura pop reúnen a todos aquellos que se exponen a su influencia bajo los mismos referentes discursivos, los epicentros se han difuminado, disminuyen poco a poco los privilegios aristocráticos de los que tanto hablaba Nietzsche. Todas las clases son arrastradas por la ebriedad del cambio y las fiebres del momento. Una nueva generación de sociedades burocráticas y democráticas, de signo ligero y frívolo han hecho su aparición; ya no imposición coercitiva de las masas, sino socialización por la selección. Ya no revolución, sino entusiasmo de los sentidos. Ya no solemnidad ideológica, sino comunicación publicitaria. 

"Campbell´s soup cans" Andy Warhol, 1962

Ya los teóricos han denunciado, en un exceso crítico, la hegemonía alienante de la moda. El devenir moda de nuestras sociedades se identifica con la institucionalización del consumo, el fomento de necesidades artificiales y la normalización e hipercontrol de la vida privada. La sociedad de consumo supone programación de lo cotidiano; manipula la vida individual, diviéndola en segmentos. Todo se transforma en artificio e ilusión al servicio del beneficio capitalista y de las clases dominantes.

Se puede caracterizar a la “sociedad de consumo” bajo diferentes aspectos: elevación del nivel de vida, abundancia de servicios y artículos, culto a los objetos y a la diversión, moral hedonista y materialista, etc. Sin embargo, lo que la define es la generalización del proceso de la moda, se impone en la sociedad el hambre constante de la renovación, por la necesidad de una excitación perpetua que requiere de nuevos estímulos para producirse.

Esto no requiere constatación teórica, se puede ver fácilmente. Apenas salió un modelo de cierto producto y un año después sale una nueva versión con una pequeña mejora o adición. Solo “lo de moda” hay que adquirir; la sociedad vive en la neofilia. Los productos del mercado están hechos para no durar; al mismo tiempo, la industria no da tregua en sus nuevos lanzamientos y ha abrazado, también, la forma de producción efímera, pasajera, de moda. Se ha vuelto prácticamente una ley: una firma que no crea regularmente nuevos modelos, pierde fuerza de penetración en el mercado y debilita su sello de caducidad en una sociedad donde la opinión espontánea es que lo nuevo es superior a lo viejo. Nuestro sistema económico es arrastrado a una espiral en la que reina la innovación y la caducidad se acelera.

Dentro de este marco de frivolidad evolucionada, el diseño se ha convertido en parte integrante de la concepción de los productos; la industria ha adoptado la perspectiva de la elegancia y la seducción. La apariencia de los productos y su renovación estilística ocupan siempre un lugar determinante en la producción industrial, asi como también su presentación es determinante para sus buenas ventas. Cada vez más los pequeños objetos dejan atrás su carácter austero y se vuelven alegres, cambiantes, lúdicos; todo parece embriagado de apariencia.

No obstante, es interesante mencionar que cuanto más se acrecienta la complejidad técnica, más se depura y se torna sobrio el aspecto exterior de los objetos. La sofisticación de las cosas ha sido sustituida por un superfuncionalismo de alta tecnología. La moda se ve más en el lujo de la precisión, de la técnica, del buen funcionamiento; formas adaptadas a las funciones.

"Visioni simultanee" Umberto Boccioni, 1911


La Cultura del Espectáculo domina la escena mundial. En nuestra sociedad mediática, las imágenes certifican la realidad. Si no hay imágenes, nada ha sucedido y nada conmueve. Google y su paraíso icónico que despliega miles de imágenes por búsqueda, las noticias acompañadas de video, ilustraciones en los libros, espectaculares publicitarios erigiéndose en cada esquina de la ciudad.

Este endiosamiento de la moda engendra la disgregación de los vínculos sociales. Despersonaliza en su afán homogeneizador y pulveriza las diferencias “tradicionales”, fundamentándolas ahora en sus propias reglas. Ahora las diferencias se miden con respecto a que generación de teléfono se usa o qué navegador se tiene. Las relaciones sociales, así, pasan a ser  segmentarias, flexibles y adaptadas al gusto de la moda. Lo efímero ha invadido, también, la esfera de la vida asociativa. Ya no se quiere la comunicación personal ni el apego a las “reglas”, ni siquiera las físicas; se habla cuando se quiere, donde se quiere. Ya no hay redes de personas; hay muchos yos.  

"Golconda" René Magritte, 1953



domingo, 8 de junio de 2014

Cuentos memorables/VI: Pérdida y recuperación del pelo


Todos los que me conocen saben que probablemente mi escritor favorito es Julio Cortázar. Ya sé que es un cliché, pero que carajos. Hace poco menos de un año compartí por aquí un cuento suyo, titulado Bruja, uno de mis favoritos. Releyendo algunas historias de mi volumen de Cuentos Completos, tope con este otro que hoy les comparto: Pérdida y recuperación del pelo. 



Julio Cortázar nació en Bruselas el 26 de agosto de 1914, de padres argentinos. Llegó a Argentina a los cuatro años de edad y pasó la infancia en Bánfield, un suburbio de Buenos Aires. Enseñó literatura francesa en la Universidad de Cuyo, Mendoza y renunció a su cargo por desacuerdos con el gobierno. En 1951 se trasladó a París donde trabajó como traductor. Se convirtió en una de las principales figuras del llamado “boom” de la literatura hispanoamericana, y disfrutó del reconocimiento internacional. Ya en años de madurez, se identificó con los pueblos marginados y estuvo muy cerca de los movimientos de izquierda, tras su visita a Cuba en 1962 (muestra de ello es su cuento Reunión, situado justo después del desembarco del Che Guevara en Santa Clara, Cuba). En 1981 se le otorgó la ciudadanía francesa, cosa que lo haría muy feliz, como queda palpable en un texto que escribió sobre ello, titulado Disculpen si leo estas palabras… Contenido en el libro Papeles Inesperados (Punto de lectura, México, 2012, por si a alguien le interesa). Murió en 1982, a causa de leucemia.

El presente cuento es una gran oda al ocio: en él, cierto personaje de una familia con gustos extraños, cuenta una de las actividades favoritas del linaje: tirar un pelo por el lavabo y luego tratar de buscarlo por las cañerías. Esta actividad, a primera vista tan tonta y sobre todo inútil, se muestra como una perfecta evidencia de que la consecución de fines útiles (lo que sea que sea un “fin útil”) no va más allá de la propia concepción del mundo de quien los persigue y que al final, que diablos, todo (incluida la vida) no es o no debería ser más que juego. Como dice Sabina en cierta canción: jugar por jugar. Para un procrastinador experto como quien esto escribe, este cuento es maravilloso. Si usted, lector, también gusta de perder el tiempo, este cuento seguro le agradará. Es absurdamente encantador.


Un fragmento del cuento, pa que se animen:

"Para luchar contra el pragmatismo y la horrible tendencia a la consecución de fines útiles, mi primo el mayor propugna el procedimiento de sacarse un buen pelo de la cabeza, hacerle un nudo en el medio y dejarlo caer suavemente por el agujero del lavabo. Si este pelo se engancha en la rejilla que suele cundir en dichos agujeros, bastará abrir un poco la canilla para que se pierda de vista.

Sin malgastar un instante, hay que iniciar la tarea de recuperación del pelo. La primera operación se reduce a desmontar el sifón del lavabo para ver si el pelo se ha enganchado en alguna de las rugosidades del caño. Si no se lo encuentra, hay que poner en descubierto el tramo de caño que va del sifón a la cañería de desagüe principal. Es seguro que en esta parte aparecerán muchos pelos, y habrá que contar con la ayuda del resto de la familia para examinarlos uno a uno en busca del nudo. Si no aparece, se planteará el interesante problema de romper la cañería hasta la planta baja, pero esto significa un esfuerzo mayor, pues durante ocho o diez años habrá que trabajar en algún ministerio o casa de comercio para reunir el dinero que permita comprar los cuatro departamentos situados debajo del de mi primo el mayor, todo ello con la desventaja extraordinaria de que mientras se trabaja durante esos ocho o diez años no se podrá evitar la penosa sensación de que el pelo ya no está en la cañería y que sólo por una remota casualidad permanece enganchado en alguna saliente herrumbrada del caño. [...]"

Aquí les dejo el link al cuento completo, contenido en el famoso libro Historias de Cronopios y de Famas. Es corto, no lo dejen para después.

http://www4.loscuentos.net/cuentos/other/1/3/19/


Ojalá les guste y no olviden darle like a la entrada y compartirla. Saludos a todos.