domingo, 28 de diciembre de 2014

Ni largos ni medios: Cortos/VI: Sangre de Unicornio


Últimamente me he vuelto fan de las historias de terror, algunas fantásticas y de ciencia ficción. Mi búsqueda por productos de estas características, me llevó a descubrir el excéntrico e inquietante cortometraje que hoy les presento, en esta, la última entrada del año: Sangre de Unicornio. 



El corto está dirigido por Alberto Vázquez Rico, un ilustrador, novelista gráfico y diseñador gráfico español, colaborador regular de la revista Rolling Stone y el diario El País, que desde su cortometraje Birdboy, basado en un cómic de su autoría llamado Psiconautas y ganador de un Goya, se inmiscuyó en el mundo de la animación, del cual surge su segunda obra, Sangre de Unicornio, presentada con mucho éxito en varios festivales especializados como FANT y Caóstica, de Bilboa, Cans, de Galicia, Animage Festival, de Brasil, y Mórbido, de México.

La historia es sencilla, pero perturbadora: Un par de ositos hermanos salen a cazar unicornios, su presa favorita, pues beber su sangre los mantiene adorables y muy suaves. Sin embargo, en su breve camino salen a relucir los complejos de uno y el trato déspota e inmisericorde del otro, lo que lleva a un desenlace oscuro. Este cortometraje, a pesar de la apariencia cursilona y tierna de los personajes, está impregnado de humillación, mala leche y odio, mucho odio. El contrapunto entre lo tierno y lo abominable puede parecer incluso ridículo por momentos, pero no dejará indiferente. Un pequeño filme muy interesante y disfrutable. 




Ojalá les haya gustado. Compártanlo si les gustó y no olviden darle like a la entrada. Nos leemos entrando enero, gracias por leer y saludos. ¡El 2014 se acabó!


PD: Como extra, les dejo una entrevista con Alberto Vázquez donde habla acerca del cortometraje, su próxima película animada de Psiconautas y el estado de la novela gráfica en España y en general, por si les interesa.




lunes, 15 de diciembre de 2014

Cuentos Memorables/VII: Una voz en la noche


Desde pequeño he leído mucho y hace varios años era fanático de las historias de terror, por lo que tengo varias compilaciones de cuentos del género, de esos libros que se encuentran en los puestos de madera del metro o en los de la calle.


Una tarde mientras estaba aburrido en casa, decidí buscar algún librillo interesante en mi biblioteca, y escarbando en alguna de mis repisas de libros de la infancia, encontré uno titulado Historias Sobrenaturales, de la colección “Desde el terror” de Editores Mexicanos Unidos. En cuanto lo vi, recordé cada una de las historias y una vez que lo releí completo,  me di cuenta cuánto buen material tenía entre mis manos. El cuento que hoy les comparto viene en ese libro y es uno de mis favoritos: Una voz en la noche, del autor inglés William H. Hodgson.



William Hope Hodgson nació en Essex, Inglaterra, en 1877 y es considerado uno de los más importantes precursores de la literatura contemporánea de terror y ciencia ficción. A pesar de haber sido una de las inspiraciones de autores como H. P. Lovecraft, su obra actualmente es poco conocida y su nombre como autor es conocido en muy pocos círculos. En su adolescencia se enlistó en la marina mercante, lo que le permitió viajar por varios lugares del mundo. 8 años después regresa a tierra y se desempeña como profesor de gimnasia y como fotógrafo, al tiempo que comienza su afición de escritor. Desde 1905 comienza a publicar cuentos en varias revistas y periódicos, hasta que su primera novela, La casa en el confín de la tierra (House on the Borderland) aparece en 1908. Posteriormente, publica Los Piratas Fantasma (The Ghost Pirates) en 1909 y su otra obra mayor, El Reino de la Noche (Night´s land) en 1912, donde esboza con gran imaginación un mundo distópico post-apocalíptico en el que la raza humana vive en una gran pirámide metálica, refugiada de monstruos que acechan en el mundo devastado. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, se enlistó en el ejército y peleó hasta su muerte, acontecida en Francia en 1918.

Un escenario recurrente en la obra de Hodgson es el mar, y es ahí donde ocurre el cuento de este día. Una voz en la noche, es el extraño y trágico relato de un misterioso hombre, quien desde las sombras de la noche, les cuenta su historia a unos marineros en altamar, sin dejarse ver porque, según sus palabras, sufre de una aberrante condición… Un gran cuento de horror, que espero les guste. Aquí abajo les dejo el inicio y luego, un link al cuento completo. Disfrútenlo. 



Era una noche oscura y sin estrellas. La falta de viento nos tenía detenidos en el Pacífico norte. No sé cuál era nuestra posición exacta, pues durante una semana fatigosa y jadeante el sol había permanecido oculto detrás de una tenue neblina que parecía flotar sobre nosotros, aunque a veces descendía para envolver el mar que nos rodeaba.

Ante la falta de viento, habíamos sujetado en posición firme la caña del timón y yo era el único hombre que se encontraba en cubierta. La tripulación, que consistía en dos marineros y un grumete, dormía en su camarote de proa, mientras Will -mi amigo y a la vez patrón de nuestra pequeña embarcación- se hallaba en su litera de popa, en el lado de babor.

De pronto, surgió una llamada de entre las tinieblas que nos rodeaban:

-¡Ah de la goleta! -Fue tan inesperada, que la sorpresa me impidió contestar inmediatamente.

Volvió a oírse la llamada; una voz curiosamente gutural e inhumana nos llamaba desde algúna parte del mar tenebroso, por el lado de babor.

-¡Ah de la goleta!
-¡Eh! -grité, después de reponerme un poco de mi sorpresa-. ¿Quién eres? ¿Qué quieres?
-No teman -contestó la voz extraña, que probablemente había captado cierto tono de confusión en la mía-. No soy más que un hombre... anciano.

La pausa resultó extraña, pero hasta más adelante no le encontraría sentido.

-Si es así, ¿por qué no atracas a nuestro costado? -pregunté con cierta sequedad, pues no me gustaba la insinuación de que me había mostrado un tanto confundido.
-No... no puedo. Sería peligroso. Yo...

La voz enmudeció y todo volvió a quedar en silencio.

-¿Qué quieres decir? -pregunté, cada vez más asombrado-. ¿Por qué sería peligroso? ¿Dónde estás?

Escuché durante un momento, pero no hubo respuesta. Y entonces, un sospecha súbita e indefinida, aunque no sabía de qué, se apoderó de mí. Me acerqué rápidamente a la bitácora y saqué la lámpara encendida. Al mismo tiempo golpeé la cubierta con el tacón para despertar a Will. Luego me aproximé de nuevo al costado y proyecté el haz de luz amarilla hacia la silenciosa inmensidad que había más allá de nuestra borda. Al hacerlo, oí un grito leve y sofocado y luego un chapoteo, como si alguien acabase de sumergir los remos precipitadamente. Pese a ello, no puedo decir que viera nada con certeza, excepto, me pareció, que el primer destello de luz había iluminado algo en el agua, allí donde ahora no había nada…


El cuento completo, en pdf:


Espero disfruten este cuento memorable. No olviden darle like y compartir, si lo vale. Nos leemos. 

PD: En las siguientes páginas podrán encontrar su biografía y datos más profundos de su vida y obra:





miércoles, 10 de diciembre de 2014

De qué va la película/XXII: Birdman (O la Inesperada Virtud de la Ignorancia)


Siempre son valiosas las películas que se atreven a hablarle al espectador directo a la cara, aquellas que buscan un impacto, que saben, calará en ese instante histórico más que en cualquier otro, porque juegan con los referentes del momento, metiendo el dedo en las llagas menos visibles, aquellas escondidas a plena luz.


Esto es Birdman (o la Inesperada Virtud de la Ignorancia). Todo aquí es una bofetada cínica a cada círculo en los que se inserta: de los que viene, en los que está y a los que se dirige. González Iñarritu, en la que es posiblemente su creación más grande (y la que indudablemente será la nueva referencia en la calidad de su obra), no deja títere sin cabeza: ni a la industria del cine, ni a sus espectadores, ni a los actores, ni al espectáculo. Birdman... (Parafraseando a Silvio Rodriguez) es una gran mortificada, para que cuando mortifique no vayan a acusarla. Y se divierte siéndolo. 



He aquí una historia que narra cómo el actor venido a menos Riggan Thompson (Michael Keaton, en una de sus mejores actuaciones en mucho tiempo), quien en el pasado encarnó 3 veces a un superhéroe de una conocida franquicia hollywoodense, trata de llevar a buen puerto una adaptación teatral de un texto de Raymond Carver que él mismo escribe/produce/dirige/actúa, para probarse a sí mismo, y de paso al mundo, que puede hacer algo relevante tanto artística como personalmente, y mucho más profundo que una cinta de superhéroes. A lo largo de la cinta, vemos todos los contratiempos a los que se tiene que enfrentar con tal de cumplir su gran sueño (¿u obsesión?) de demostrar que es más que una simple “celebridad” (tal como lo ningunea cierta temida crítica teatral); a cierto actor genial, pero problemático (Edward Norton, muy en su papel); a su hija recién salida de  rehabilitación (Emma Stone); a la actriz con la que mantiene una problemática relación tras bambalinas (Andrea Riseborough); a su neurótico productor (Zach Galifianakis, actuando de verdad, por increíble que parezca)  y, finalmente, su propio ego e inseguridad, acaso fundidos en uno solo.

Lo que Iñarritu ha hecho con este, su quinto trabajo, es lo que tanto nos prometían sus cintas anteriores: Un filme brillante en todos aspectos. Si bien ya sus precedentes eran muy buenos, con Birdman... su obra cinematográfica emprende el vuelo hacia otros derroteros mucho más demandantes, arriesgados y pulidos en cuanto a técnica, narrativa, discurso y temáticas. Una obra como esta, en donde todos los engranes encajan a la perfección y cada elemento aporta claridad al relato, no debe ser flor de un día, sino una nueva plataforma de exigencia, tanto para los que disfrutamos el cine, como para el que lo ofrece.

Alejandro G. Iñarritu (así firma ahora) ha hecho una historia totalmente coyuntural. Acorde con los tiempos que vivimos, donde las películas de superhéroes, presentadas con bombo y platillo, dominan las carteleras, y los actores y las actrices resaltan más entre más escándalos acumulen, el director se regodea mostrándonos la ingratitud de la fama, el desenfreno y la sordidez que rodea a todo el mundo artístico/del espectáculo (ya entrados en herejías, quizás, acaso, dos caras de una misma moneda) en clave de comedia negra a través de Riggan Thompson (y todos los demás también), un hombre tan lleno de rabia como cualquier otra persona, ansioso de enseñarle al mundo sus maravillosas cualidades extraordinarias, inéditas y recónditas (levitar como nadie, mover cosas con su mente prodigiosa, como nadie, volar incluso…), ansioso de hallarse hasta arriba de la marquesina (y más allá, por encima de todos, en el firmamento) con todos los reflectores apuntando a su cabeza y rodeado de los murmullos de todos los espectadores asombrados por ese instante de grandeza logrado, que, espera, dure para siempre.

Para dar la sensación de acción continua e inmiscuirnos en los ajetrados días de Riggan, el recurso del (falso) plano secuencia le queda como anillo al dedo; la inquieta cámara de Lubezki se mueve como si estuviera viva, llevándonos por todos los recovecos posibles entre el mundo en el que se desenvuelve y su propia mente, acosada por esa voz del superhéroe que encarnó en sus años mozos, su propio alter ego, quien aparte de gritarle arengas cínicas, echarle en cara todas sus carencias e inflar su ego egoísta, le insiste que se deje de ñoñerías artísticas y haga la cuarta parte de Birdman, pues así le dará al público lo que quiere: explosiones y pantallas verdes al por mayor; La ilusión de ir hombro con hombro con el protagonista y vivir en carne propia su frenesí, definitivamente es lograda con esa toma única, ejecutada con maestría.

Mención aparte merece la banda sonora compuesta a percusión limpia por Antonio Sánchez; un impresionante manejo de los objetos musicales (que no sonidos musicales, necesariamente) que le imprime mucha personalidad a la película, acorde con esa línea alocada y difusa, entre golpes suaves de tambor y el descontrol de bombos y platillos, siguiendo los caprichosos cambios de humor del personaje principal.

De esta forma, Birdman (o La Inesperada Virtud de la Ignorancia), es, en un claro e irónico paralelismo con la trama, el propio descontrol de Iñarritu, quien, socarrón y brillante (como su filme), emprende el vuelo hacia ese parnaso de los grandes realizadores, del que ya no se vuelve, pero sí se corre el riesgo de despeñarse fácilmente. Ojalá siga por los aires, para fortuna suya y deleite nuestro.  

Título: Birdman (Or the Unexpected Virtue of Ignorance)
Director: Alejandro G. Iñarritu
Año: 2014
País: Estados Unidos
Actores: Michael Keaton, Emma Stone, Edward Norton, Andrea Riseborough, Zach Galifianakis,  Naomi Watts