Siempre
es difícil escribir acerca de filmes que contienen vueltas de tuerca importantes
dentro de su trama, ya que nunca se sabe qué escribir para no soltar ni un
spoiler. Con Perdida (2014), el nuevo filme del siempre interesante David
Fincher, estamos ante una obra de esas. La historia, escrita por Gillian Flynn,
quien adapta su novela de 2012 en la que está basada la película, se vuelve a cada
paso que avanza más impredecible, más excéntrica. El espectador queda extrañado
con lo que está presenciando, pero, qué carajos: lo que pasa es sumamente
interesante.
Nick
Dunne (Ben Affleck), un hombre común y corriente, encuentra su casa vacía la
mañana de su quinto aniversario de bodas. Su esposa, Amy (Rosamund Pike), ha
desaparecido. A partir de entonces, Nick se ve envuelto en una espiral que lo
conduce a ser el principal sospechoso de la súbita desaparición de su esposa.
Él se dedicará a defender su inocencia, pero no siempre lo aparente resulta ser
verdadero. A veces la verdad es mucho más extraña.
Esto
es apenas la punta del iceberg. Perdida se nos presenta en un inicio como un
thriller policiaco de “encontrar al culpable”, con matices de “el más cercano
puede ser el victimario”; Sin embargo, luego de jugar en ese juego el
suficiente tiempo, llega a un punto en que
se detiene para quitarse ese disfraz, agotar sin miramientos la trama que hasta
el momento pensábamos unívoca y llevarnos por derroteros definitivamente mucho
más retorcidos que más de una ocasión dejan descolocado y, en su excesividad,
hasta hacen soltar una que otra risa incómoda. Con estas vueltas de tuerca, las
impresiones que se tienen de los personajes cambian, las balanzas que hasta ese
momento de quiebre estaban más o menos equilibradas se salen de control y la
película se adentra en una historia que tiene más que ver con la venganza, con
el ajuste de cuentas, con conductas obsesivas y patológicas, con la crueldad
ácida de las relaciones humanas, con la oscuridad irónica, cínica, del alma
humana.
Perdida,
a pesar de todo esto nunca cambia de ritmo, conserva siempre una parsimonia
nunca aburrida, que se toma su tiempo en ir desgranando todos los motivos, las
conjeturas mediáticas y las de todos los involucrados, en desenfocar personajes
para centrarnos en otros, en darnos bocados de pistas, de misterios y
posteriormente de suspenso y excentricidad. Conocemos la historia a través de los
puntos de vista de Nick y Amy, primero como flashbacks, luego en tiempo real, que
en el horizonte de la película se juntan para dar paso al desenlace, uno que a
más de uno dejará con una sonrisa helada y diciéndose “Hay gente extraña en
este mundo”.
Las
actuaciones de Ben Affleck y Rosamund Pike se adecúan perfectamente a las
características de los personajes; él, un hombre parco, relajado, definitivamente
no del tipo dominante, poco expresivo. Ella, una femme fatale tan dulce como
amarga, pasivamente perturbadora, hipnótica, la que siempre está un paso
delante de ti. Ambos distintos pero igualmente monstruosos, a su manera
particular. Porque ella puede decirle que sonría, pero él accede, a pesar de lo
que sabe que esa sonrisa tiene detrás. Dos personajes misteriosos, fascinantes,
pero con los que no querrías cruzarte.
Al
final, Perdida es un filme muy disfrutable, pero complejo y pesado en su
relato. La imagen que proyecta de la relaciones humanas y sus vicisitudes,
parecen una forma de decirle a las personas: “Oigan, piénsenlo dos veces antes
de enrollarse con alguien”. Porque cuando todo acaba, tenemos los suficientes
elementos para salir de la sala desconcertados, hasta aliviados de ya no saber
qué es lo que sucederá. Pues una vez que aparentemente termina la tormenta
exterior, la que se desató en el mundo de todos, en el mundo público, comienza
la verdadera pesadilla, la que se instala en el interior de la mente. Las
venganzas y los excesos se acaban, para dar paso a la intranquilidad
permanente, aquella que no explota como bomba sino la contenida, la que se
parece a un toquido en la puerta cuando estás solo o la mirada fija de un
desconocido. Da gusto no presenciar esa tensión que se antoja eterna de ahora
en adelante, porque en el final del camino, de la mirada del espectador se aleja,
como quien retrocede lentamente, hasta perderla de vista, la visión de una
jaula invisible y sus pobres habitantes.
Título: Gone Girl
Director: David Fincher
Año: 2014
País: Estados Unidos
Actores: Ben Affleck,
Rosamund Pike, Neil Patrick Harris, Missi Pyle
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