domingo, 19 de enero de 2014

De qué va la película/XI: Escándalo americano


En un momento de Escándalo americano, el personaje de Christian Bale, Irving Rosenfield, le dice a Richie DiMaso (Bradley Cooper) una frase que reza más o menos así: “El mundo no es blanco o negro, como usted piensa. Descubrirá que es extremadamente gris”. En esta cita me parece que está resumido todo el contenido de la película: Escándalo americano es una película grisácea. No entendiendo el término como “aburrido”, sino como nivel de gradación intermedio, que nunca es totalmente negro o blanco, sino con mitad y mitad; tiene personajes grises, situaciones grises, cuestionamientos grises, acciones grises. Nunca algún personaje es bueno o malo, o algún evento beneficioso o terrible. Nada es determinante. ¿Es esto algo bueno o algo malo? Para el contenido fílmico en términos argumentales y de trama, es algo bueno, pero no tanto como evaluación del nuevo filme de David O. Russell. Diré porqué.



La película cuenta la historia de, inicialmente, Irving Rosenfield y Sidney Prosser, una pareja de amantes que se dedican a estafar personas vendiéndoles obras de arte falsificadas como si fueran auténticas. Pero no obstante su agudeza a la hora de preparar los fraudes, son atrapados por el agente del FBI Richie DiMaso, quien los reclutará para atrapar a varios congresistas, peces gordos de la corrupción. Con lo que nadie cuenta en el plan, es el hecho de que, como Irving y Sidney aseguran, todos mienten para sobrevivir. Y ellos no son la excepción.

Escándalo americano es una película sobre mentiras y mentirosos. La mentira impregna todas y cada una de las esferas de acción de los personajes, incluso su aspecto físico. La primera escena del filme es muestra de ello: Vemos a Irving colocarse cuidadosamente su peluquín para cubrir su calvicie. En esta escena se sintetizan los elementos que contienen todas las acciones de los personajes: mienten cuidadosamente para cubrir algún defecto o hacer su trabajo; no son en realidad quienes dicen ser. Cuidan sus mentiras como si fueran una parte vital de ellos mismos, pues ellos se autoengañan; Es más fácil ponerse un peluquín que aceptar la calvicie. Es más sencillo rizarte el cabello, como hace Richie DiMaso, que dejarlo lacio, como en verdad lo tiene. El caso es siempre mentir.

Eso quiero decir cuando afirmo que es una película grisácea. Nunca hay algo totalmente transparente, nada está totalmente sucio o limpio. Hasta el político que parece honesto y asegura hacer todo por su comunidad (Polito, encarnado por Jeremy Renner) hace tratos con mafiosos. Irving, que parece solo un vil estafador, se devela como un hombre con infancia difícil que lo llevó a la autopromesa de no volver a padecer. Cada quien tiene sus motivos. Cuando el espectador tiene la balanza inclinada a una opinión determinada, el juego vuelve a cambiar y con él las percepciones y el porvenir de los personajes. Esta construcción indecisa de los protagonistas los constituye y entreteje la trama, pues eso busca: que nunca se puedan hacer juicios deterministas. Todo tiene una razón, que si bien no justifica los actos, les da un porqué.

Esta misma indecisión, que como apunté más arriba resulta beneficiosa para el argumento y los personajes, se lleva también al tono general de la película, pero ahí no resulta ser un acierto. Escándalo americano nunca se define entre un drama o una tragicomedia. Está construida dubitativamente y cuando parece que todo va a reventar, se detiene, dejando la sensación de que tal vez más adelante las situaciones lleguen por fin a un climax como se merece… pero ese momento nunca llega. Y eso ocasiona que al final del metraje, la opinión sea: “pudo haber sido mejor”. Esto no quiere decir que la película sea mala o aburrida, sino que se queda a medias… se queda gris.

Por lo demás, todo el reparto principal otorga actuaciones más que sobresalientes, dándoles a sus personajes un aura propia que propicia empatía con el público; claro, algunos lo hacen mejor que otros: mención honorífica para Christian Bale por su caracterización como Irving (el metabolismo del hombre es prodigioso) y para Jennifer Lawrence como su esposa medio neurótica.

Escándalo americano es una película gris, lejos de ser el grandioso filme que se ha presumido, pero vale el precio de entrada. No es mi favorita para el Oscar 2014, sin embargo, es una digna contendiente. 


Título original: American Hustle
Director: David O. Russell
Género: Drama
País: Estados Unidos
Año: 2013
Duración: 138 minutos 
Elenco: Christian Bale, Amy Adams, Bradley Cooper




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