Cierto día mientras hurgaba en
los libros de mi casa, me encontré con uno titulado Lo fugitivo Permanece, que
recientemente había traído mi papá y que era una compilación de cuentos
mexicanos editado por la Secretaría de Educación Pública (SEP). Yo, que soy un
gran aficionado al género del cuento, lo tomé con interés. El libro me agradó
bastante y me parece, hasta ahora, una excelente compilación de historias
escritas por los autores mexicanos más reconocidos e importantes. Uno de los
mejores libros de cuentos que poseo.
Entre sus páginas se encuentran
21 cuentos que tocan temas como la identidad, el dramatismo del devenir urbano
y rural, el aspiracional modo de pensar, la concepción mítica de la vida, entre
otros. De todos, hay algunos que me gustaron más y quiero ponerlos todos en
este espacio. Mientras tanto, la primera historia que les compartiré es un
clásico de la narrativa mexicana titulado La muerte tiene permiso, del autor
Edmundo Valadés.
Edmundo
Valadés nació en Guaymas, Sonora, en 1915; murió en 1994. A los seis años de
edad se mudó a la Ciudad de México y a partir de 1937 fue reportero,
articulista, cronista y columnista. Del periódico Novedades fue secretario de
redacción y director de la sección editorial. En otros periódicos (El Día,
Excélsior, Uno más uno) publicó columnas de carácter cultural y crítica
literaria.
Fue
subjefe de la oficina de prensa de la República en el gobierno de Adolfo López Mateos.
Enseñó periodismo en el Centro Mexicano de escritores (1965-1966) y fue miembro
de varios jurados literarios, entre ellos, el de Novela México*
Su
obra narrativa, cuentística, está reunida en dos volúmenes: La muerte
tiene permiso (1955) y Sólo los sueños y los deseos son inmortales,
palomita (1980). Pero quizás el más célebre de sus trabajos sea El
libro de la imaginación (1970). También editó una antología con Los
cuentos de El Cuento (1981)**
En
La muerte tiene permiso, unos campesinos, habitantes del pueblo de San Juan de
las Manzanas, se encuentran frente a un estrado con los miembros de la
asamblea, ingenieros que atienden primero sus chacoteos antes que otra cosa.
Cuando por fin se dignan a escucharlos, los campesinos, uno a uno, comienzan a
hablar acerca de los problemas que tienen en el pueblo: el agua, la escuela, y
el más grave de todos: el presidente municipal, quien hace caso omiso de las
necesidades de su población y encima abusa de ella. A medida que el campesino
portavoz habla, las injusticias que enumera adquieren un tono alarmante. Cuando
todo parece no poder ser peor, los campesinos hacen una petición que pondrá a los
miembros de la asamblea en un dilema tanto moral como ético.
Está
resumida en este cuento la precaria situación de vida en la que se encuentra el
entorno rural del país; los campesinos de La muerte tiene permiso, al no tener
ninguna salida para hacer algo más, y encontrarse ignorados por los grandes
mandatarios y la justicia, no encuentran otra forma de poner sus vidas en orden
que, como dice la expresión popular, tomar al toro por los cuernos; hacerlo
ellos mismos todo. Cuando el cuento llega al punto final, el lector se
encuentra ante una declaración que podría parecer incluso cómica, pero que en
su justo contexto lleva a una reflexión acerca de qué se está haciendo por las
minorías y en donde han quedado la justicia y el bienestar en este país.
Abajo
adjunto el link donde pueden leer el cuento completo. Un texto breve pero
entretenido, que no los defraudará y que consumirá 5 minutos de su tiempo.
Ojalá les agrade.
El
link:
Muchas
gracias por leer, no olviden darle like a la entrada y compartirla si les
agradó. Hasta la próxima
*”Escritor sonorense” disponible en [http://www.sonoramagica.com/index.php?option=com_content&view=article&id=72:cronista&catid=40:literatura&Itemid=59]
consultado el día 8 de enero de 2014
**”Edmundo Valadés” disponible en [http://elcuentodesdemexico.com.mx/edmundo-valades]
consultado el día 8 de enero de 2014
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