Un hombre maduro sale de su
casa de la calle Carlo Alberto, en Turín. Anda aletargado y con complicaciones.
Está enfermo. Casi siempre lo ha estado. En su camino, de pronto, encuentra una
escena que lo conmociona: Un hombre azota fuertemente a su caballo, a la vista
de todos. Nadie hace nada. El hombre, de un arrebato, detiene al que golpea al
animal y abraza a este por el cuello. Dice unas palabras parecidas a una
disculpa e inmediatamente se desploma en el suelo. Horas después despierta,
pero no emite una sola palabra. Y no volverá a hacerlo nunca. Así como tampoco
podrá moverse, ni valerse por sí mismo; será cuidado por su hermana hasta que
muera, 10 años después, en el nacimiento de un nuevo siglo.
Pero ese hombre que pasó enfermo
prácticamente toda su vida, hizo algo sumamente grande. Antes de esa muestra de
compasión provocada por la demencia, mucho antes, hizo lo que nadie se había
atrevido a hacer.
Ese hombre mató a Dios.
Ese hombre de amplia frente,
cejas y bigotes poblados, duras facciones, impecables modales, andar elegante y
modos delicados (según las cartas y descripciones encontradas de quienes lo
conocieron), dedicó su vida entera a asesinar todo aquello que se consideraba “verdad”,
“virtud”, “placer”, “orgullo”, “prohibido”, “pecado”, “Fe”, etc. Fue el verdugo
de la moral, de lo bueno y de lo malo. Entre su obra, se cuenta uno de los
libros más bellos que se puedan leer: la historia de un ermitaño llamado
Zaratustra, que baja de las montañas para repartir su sabiduría con la gente
del pueblo, su sabiduría del Eterno retorno, que dicta que hay que vivir de
forma que se quiera repetir, pues todo vuelve; de la Voluntad de poder, una
fuerza inmensa e imparable, presente en toda la vida, que la anima a expanderse,
a fortalecerse; la sabiduría de que Dios ha muerto, es decir, que la moral
proveniente de la religiosidad, ha muerto. Y sobre todo, Zaratustra trae la
buena nueva: Él ha divisado al Superhombre, allá, en el horizonte, donde el sol
se asoma.
Ese hombre de quien hoy
hablo vivió solo casi toda su vida. Tuvo un gran amigo, un compositor llamado
Richard Wagner, pero su amistad no duró mucho. Se enamoró profundamente de una
mujer, llamada Lou Salomé, pero ella lo rechazó. Fue la única mujer de su vida.
Ese hombre era casi un inválido a los 30 años, presa de una enfermedad mortal
para sus tiempos: La sífilis. Tampoco vendió muchos libros; su amplia obra era
conocida en pocos círculos. Solo mucho después cobraría importancia (incluso
hasta sería utilizado como vehículo ideológico de uno de los movimientos de la
derecha radical surgidos durante la Segunda Guerra Mundial: El nazismo). Vivió
casi en la pobreza.
Sin embargo, su legado sigue
muy vivo. Aún ahora, ese hombre que fuera filólogo, filósofo, escritor y
compositor, sigue cautivando a varias mentes (como la mia) con sus escritos, llenos
de una contundencia cautivadora, de tal fuerza afirmativa de la vida, que
atrapa a la primera lectura. Un día como hoy, hace 114 años, Friedrich Nietzsche
moría en su lecho de enfermo, dejando tras de sí una obra que miraba al futuro
a la cara y le decía: eres mio.
Este texto es un pequeño
homenaje al asesino de Dios, en su aniversario luctuoso, de parte de alguien
que se adentró en su bosque oscuro y encontró las rosas al pie de sus cipreses.
Retrato de Nietzsche, por Edvard Munch.
Aquí les dejo unos videos sobre él.
Un documental sobre su vida, de la BBC, titulado: Más allá del bien y del mal.
Un video resumen sobre su pensamiento, de la serie: La aventura del pensamiento, de Fernando Savater.
Por último, una de sus obras musicales, titulada Heldenklage. Muy bella.
Sírvanse comentar si esta publicación especial les agradó o no. Saludos, Superhombres.
Sentí un martillo cuando llegó la frase "este hombre mató a Dios"; gran texto, aunque no soy muy fanático de este filósofo, es indudable su contribución titánica al pensamiento occidental. Gran texto, mi hermano.
ResponderBorrarTeposteco e.e
Muchas gracias, mi hermano. No podía dejar pasar la ocasión de escribirle algo a mi filósofo favorito.
Borrar:) Excelente. Buen blog. Un saludo de una fan de Peru.
ResponderBorrarMuchas gracias, ojalá que te siga gustando. No dejes de visitarlo. Saludos!
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